miércoles, 28 de diciembre de 2016

Las Guerras Púnicas

Conocemos como Guerras Púnicas a aquellas guerras en las que se enfrentaron romanos y cartagineses, descendientes de los antiguos fenicios. El nombre púnico proviene de la denominación dada por los romanos a este pueblo de manera general (Pūnicī). En resumen, es el nombre dado a los tres enfrentamientos bélicos entre las dos grandes potencias de la época.
A pesar de que la causa visible fue la anexión por parte de Roma de la Magna Grecia (sur de la Península Italiana), la verdadera razón que hizo que la primera guerra estallara fue la competencia entre Roma  y Cartago por el dominio del Mediterráneo.
La Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.) estalló primeramente tras el asedio a Mesina (264 a.C.) por parte de Siracusa. Los romanos proporcionaron apoyo militar a los oscos (ciudadanos de Mesina), mientras que los cartagineses ayudaron a los siracusanos. Tras la victoria romana, la lucha entre ambas potencias se recrudeció hasta el punto de que Roma se vio obligada a tomar la base cartaginesa de Agrigentum (261 a.C.). Sin embargo, la gran potencia romana sufrió un gran revés al atacar directamente Cartago. Fueron derrotados, pero se repusieron y en Palermo (251 a.C.), y finalmente en las islas Égadas (241 a.C.), junto a Sicilia derrotarían definitivamente a los cartagineses por primera vez con el tratado de Lutacio.
Después de varios conflictos internos cartagineses, Roma aprovechó para hacerse con varios territorios como Córcega o Cerdeña. Para reponerse de las pérdidas, los cartagineses se expandieron por Hispania, firmando el Tratado del Ebro (226 a.C.) con Roma, por el cual prometían no conquistar territorios más allá de este río. Sin embargo, Roma rompió este acuerdo cuando Cartago tomó Sagunto (221 a.C.) que, a pesar de estar en la zona permitida, era aliada de Roma. El general al mando del ejército cartaginés, Aníbal Barca, avanzó hasta las puertas de Italia, cruzando los Alpes con un ejército que incluía, entre otros, elefantes  o caballería. Venció a los romanos  en batallas como Trebia (218 a.C.), Tesino (218 a.C.) o Trasimeno (217 a.C.). Sin embargo, la batalla que lo consagró como claro vencedor de los romanos se produjo en Cannas (216 a.C.).
A pesar de esta aparente victoria, la alegría cartaginesa no sería permanente puesto que Roma contraatacaría ganando territorios y batallas a lo largo de todo el mapa (Capua, Siracusa...). En Hispania, los hermanos Escipión recuperaron el mando de Sagunto y asestarían el golpe definitivo a Aníbal con la batalla de Zama (202 a.C.) en la que Cartago tuvo que prescindir de su ejército naval y fue restringida a una pequeña área.

La Tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.) fue un enfrentamiento principalmente económico en el que la ya debilitada Cartago fue totalmente destruida por su latente competencia en el Mediterráneo. Al acabar de pagar las indemnizaciones impuestas por Roma, Cartago se declaró independiente y libre y trató de organizar su ejército nuevamente, apoyando en su propia defensa a la ciudad de Horóscopo.
Con este rebote militar cartaginés, Catón el Viejo, alarmado y disgustado, acababa todos sus discursos en el Senado con la famosa frase Ceterum censeo Carthagem esse delendam. La orden de destruir Cartago fue dada y, a pesar de condenar al general al mando de la resistencia, Asdrúbal, la orden no fue revocada. El pueblo se reorganizó bajo el mando de Asdrúbal, a quien se le concedió un armisticio y resistió un asedio de tres años hasta que Publio Cornelio Escipión acabó entrando en la ciudad en el 146 a.C. Tras una encarnizada lucha de seis días, los romanos tomaron Cartago y la arrasaron, destruyéndola por completo.


Este artículo ha sido realizado por Luis Torrijos (@latb99 en Twitter).