jueves, 16 de junio de 2016

Costumbres latinas de hoy (I)

Siempre se dice que el latín, así como el griego, no tiene cabida hoy en día. Que es algo del pasado y que ya no sirve para nada. La gente que suele mantenerse firme en esta postura realmente no conoce que, muchas de las costumbres y la cultura que poseemos hoy en día, procede de Grecia y Roma. Todas estas costumbres han sido adaptadas a causa del paso del tiempo, de la religión, del cambio de pensamiento y demás factores.  Vosotros, lectores, seréis quienes juzguéis las similitudes y diferencias entre las costumbres latinas que explicaremos a continuación y la realidad de hoy día.

El primer aspecto que trataremos será el matrimonio. Este se corresponde con el término latino connubium (además de otros) y era considerado por los romanos como un acuerdo o contrato entre familias, lideradas por el pater familias, cuya finalidad principal era la de legitimar la gens y preservar los cultos y costumbres familiares.

Existían también distintos tipos de matrimonio. De entre los más famosos destacar el matrimonio cum manu o ad manus, en el que el marido tenía derecho sobre los bienes de la esposa. En contraposición a este existía el matrimonio sine manu en el cual dichos bienes seguían siendo competencia del padre de la novia. Uno de los aspectos a destacar era el uso del anillo de compromiso. Sabemos que los romanos gustaban de todo tipo de ajuares y joyas e incluso introdujeron la costumbre de que ambos contrayentes llevaran un anillo como muestra de su compromiso y a modo de “firma del contrato”.

Como todo contrato obviamente podía ser anulado por distintas causas. Estas podían ser la muerte de un cónyuge, pérdida de la ciudadanía, adulterio y demás. A su vez, existían alternativas al matrimonio como el concubinato (convivencia de un hombre y una mujer con una serie de reglas) o el contubernio (convivencia de esclavos con hombres libres o esclavos con sus semejantes).

Otro aspecto del que vamos a hablar a continuación es del ámbito funerario. Las ceremonias relacionadas con el funeral (funus) en Roma variaban según el rango económico del fallecido. Así podemos distinguir funus militare, funus publicum o funus imperatorum entre otros. Este rango que giraba en torno a las riquezas afectaba también en el sepulchrum y su decoración, más monumental para las gentes ricas y mucho más humilde para las clases más bajas. Además en Roma se hubo de moderar el lujo en los funerales ya que las personas más ricas comenzaron a excederse en la decoración y en el encargo de tumbas monumentales.

Todos estos tipos de funus anteriormente mencionados tenían en común la celebración de una procesión funeraria (pompa) que solía hacerse de noche con el difunto conducido en un feretrum hasta la necrópolis situada extra muros. Podemos destacar también la creación de diferentes tipos de tumbas. Destacan la tumba en caja, las ánforas o las cajas de madera cerradas con clavos.

El último aspecto es el de las supersticiones en Roma. Podemos definir la superstición como una creencia sin fundamento racional que consiste en atribuir carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos aleatorios durante la vida cotidiana.

Los romanos gustaban mucho de estas creencias paranormales e incluso podríamos hablar de su trato en el ámbito público y privado. En cuanto al primero sabemos de la presencia de augures y otros sacerdotes encargados de la predicción del futuro o de procurar el bienestar de la ciudad realizando una serie de ritos y cultos a los distintos dioses. Esta es la causa de la realización estricta de los ritos en Roma. En el ámbito privado se alude a las ceremonias en el lararium del hogar a los distintos dioses domésticos.

Algunas de estas supersticiones eran, por ejemplo, la caída de un cuadro, ver la luna nueva desde la ventana o tropezar al salir por el umbral de la puerta.

En este enlace podéis leer la segunda parte de este artículo: Costumbres latinas de hoy (II):  

Este artículo ha sido realizado por Ana Belén García (@anabgarcia20 en Twitter)

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