lunes, 28 de abril de 2014

Música en la Antigua Roma

Roma no aportó demasiado a la música griega, ya que, aunque conquistaron sus territorios, la cultura griega siempre fue más importante. Eso sí, los romanos adaptaron la música griega a su carácter. Parece ser que el estado o los propios mandatarios romanos no estaban de acuerdo en valorar la música, algunos la condenaban y decían que había que tocar poco y con moderación, tal es el caso de Tulio Cicerón.

Los virtuosos de la música eran respetados y considerados en todo el Imperio. Estudiaban bajo la tutela de memorables maestros; debían llevar una vida metódica y sana; realizaban giras de conciertos por el Imperio y recibieron pagos importantes y numerosas familias patricias continuaron la práctica que se había iniciado con los famosos Gracos, Tiberio y Cayo Sempronio hacia el 110 a.C., de enviar a sus hijos a las escuelas de música y de danza.
Entre estos virtuosos, destacaban los griegos cómo: Terpnos, gran citarista (maestro de Nerón), Polón y Mesomedes de Creta, entre otros. En el origen de Roma, aparecen los ludiones, actores de origen etrusco que bailaban al ritmo de las tibiae, un tipo de oboe,instrumento parecido al aulós griego, a veces acompañado de canto vocal.
  Durante el reinado de Servio Tulio (578-534 a.C), sexto rey de Roma, fueron instituidos los Grupos de músicos en las Legiones Romanas. Se establecieron así, los Cornicem (tocadores del Cornu) y los Tubicem (tocadores de la Tuba).  Tenían graduación de suboficiales del ejército, lo mismo que los abanderados. Posteriormente, hacia el año 400 a.C., estos grupos militares y ceremoniales romanos estarán integrados por flautas, cornos y trompetas de muy variadas formas y tamaños e instrumentos peculiares como la flauta Siringa (Syrinx) y el Lituo (Lituus) o trompeta curva.
 Lucio Cornelio Sila (138-80 a.C) tuvo entre sus servidores al rico liberto Crisógono, el cual contaba entre sus propios esclavos a un gran número de instrumentistas y cantantes que se encargaban diariamente de mantener un permanente ambiente musical en su residencia. En general muchos esclavos eran entrenados como músicos.
Según el historiador Paul Henry Láng, el emperador Calígula escuchaba música de orquesta, mientras navegaba por la bahía de Nápoles. (Pompeya) y Nerón , además de exhibir sus propias cualidades de citarista, implantó en el año 60 los Festivales Sagrados, en ellos la música cumplía un importante papel. Más tarde , el emperador Tito Flavio Domiciano estableció los Juegos Capitolinos, en los cuales se premió la actuación de instrumentistas, músicos, cantores y poetas. Convirtiéndose así la música en espectáculo .
 En tiempos del Emperador César Augusto (63 a.C-14 d.C.), el Aulos, instrumento heredado de los griegos, aumentó sus dimensiones y llegó a ser un instrumento del tamaño similar al de las tubas. Y el historiador Ammiano Marcelino (340-400 d.C.), nos habla del uso, de grandes liras que debían transportarse en carros. Y también aumentó el número de ejecutantes, de manera que formaban conjuntos de músicos impresionantes, tradición que ya existía en Egipto.    
Los autores más famosos fueron Plauto, cuyas obras más conocidas son Anfitrión,Los Cautivos,  El Cartaginés y los Menaecmi,   y Terencio que escribió Andria, Los Hermanos, Formión… que dieron a la música vocal, sobre todo, un papel fundamental en sus obras. En la tragedia, el principal autor fueSéneca. Entre las obras del filósofo quedaron 14 tragedias, Medea, Las Troyanas y Agamenón son algunos de los títulos.

miércoles, 23 de abril de 2014

Origen y Evolución del Castellano

Inicio del castellano

En la lengua castellana están presentes las influencias de los países y culturas que se relacionan con España desde la antigüedad. Nuestra lengua surgió en una región de Cantabria llamada Castilla, debido a que allí se habían construido varios castillos fortificados. Sus primeros habitantes fueron los tartesios, los vascos, los iberos y los celtas, cada uno con independencia política y lingüística.
Cuando los griegos entraron en contacto con la península, encontraron una raza mediterránea a la que llamaron iberos, del nombre iber (ebro) y a su territorio le dieron el nombre de iberia.
En el año 218 antes de Cristo comenzó la invasión romana, los romanos pretendían desalojar a los cartaginenses e incorporar los territorios hispanos al imperio romano.

El latín

Nuestra lengua, el castellano, deriva del latín vulgar que se hablaba en el antiguo imperio romano desde fines del siglo 3 antes de Cristo. Esta expresión latín vulgar no indica vulgaridad, sino que era hablado por el vulgo o pueblo, es decir por soldados, colonos, comerciantes, obreros, etc., y a diferencia del latín clásico literario que se usaba para escribir.

Clases del latín

El latín era el idioma oficial de los romanos, se distinguían dos formas:
  • El latín culto: empleado por los nobles, los patricios y los ciudadanos ilustrados o doctos; este es el latín en el que se escriben las grandes obras de la literatura romana.
  • El latín vulgar: usado por el pueblo, los soldados; este fue el latín que llegó a España y entró en difusión con los dialectos ibéricos; no se escribía ni se hablaba.

La Hispania romana

Evolución del latín españolizado

Antes de la ocupación por los romanos de la península ibérica se hablaban diversas lenguas: ibérica, tartesia, vasca, celta...
En el año 218 antes de Cristo, comenzó la invasión romana de territorios. Se fue produciendo una generalización del uso del latín y la desaparición de todas las lenguas prerromanas a excepción del vasco, el cual, a pesar de recibir una gran influencia del latín, perduró. Este latín vulgar hablado por los soldados, colonos y comerciantes que vinieron a Hispania formó con el tiempo la base de lo que es hoy el español. Sin embargo, las lenguas prerromanas dejaron palabras que aún perduran en el castellano actual, por ejemplo barro, vega, carrasca, etc. Junto con el latín llegaron a la península numerosas voces griegas. Incluso en la actualidad se sigue recurriendo a las raíces griegas para crear nuevos términos (helicóptero, telemático). Existen palabras de origen griego: huérfano, escuela, cuerda, gobernar, etc.
En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos (vándalos, suevos y alanos) atravesó los Pirineos e invadió Hispania. La invasión de estos pueblos germánicos acelero el proceso de diferenciación entre la lengua romance (hablada por el pueblo llano cuyo origen es el latín) y el latín, que seguía siendo la lengua utilizada para redactar las leyes. Podemos citar las siguientes palabras de procedencia germánica: guerra, robar, ganar, estribo...
A comienzos del siglo VIII, en el año 711 los musulmanes cruzaron el estrecho de Gibraltar y debido a la debilidad del reino visigodo, en el 718 ya tenían bajo su poder toda la franja norte. Durante los siguientes siete siglos coexistieron musulmanes y cristianos. La frontera entre estas dos culturas no era estable, hubo múltiples conquistas y reconquistas, épocas de paz y de guerra. La lengua romance recibió un importante influjo del árabe, las palabras que proceden del árabe son, por ejemplo, tambor, acequia, azafrán, azucena, taza, jarra, etc. Los cristianos formaron distintos núcleos aislados de la resistencia del norte. En estas regiones, con difíciles comunicaciones entre sí, el latín evolucionó de distintas maneras, y así se formaron distintas lenguas: el gallego, el catalán, el castellano...

El latín con la invasión bárbara

Así pues mientras el imperio romano se mantuvo intacto y poderoso, a su unidad política correspondió la unidad lingüística. El latín vulgar era la única lengua que imperaba en el siglo V. Las tribus bárbaras del norte, que hasta entonces habían ido penetrando pacíficamente, son empujados por el avance feroz del asiático Atila, se precipitan sobre el imperio ya decadente y lo invaden y quebrantan. Se rompe la unidad política, la barbarie y la incultura se enseñorean en las tierras conquistadas. Los caminos construidos por los romanos son abandonados y las provincias pierden contacto entre sí. A eso se suman las diferencias entre los hombres que se derraman por el imperio: francos, borgoñones, alanos, suevos, ostrogodos, visigodos, etc.
Como la cultura de los conquistadores es inferior y sus lenguas son diversas, no logran, en general, imponer un idioma. Los nativos siguen hablando latín vulgar en gran parte del imperio. Al ignorarse unos pueblos a otros, las diferencias van haciéndose cada vez mayores.
Cada vez difiere más el latín vulgar hablado en Galia del que se habla en la península ibérica. Llega el momento en que de una sola lengua madre han nacido varias lenguas hermanas - lenguas romances: el rumano, el italiano, el francés, el castellano, el portugués, el sardo y el catalán.

lunes, 7 de abril de 2014

Instituciones de la República Romana: Los comicios

La República Romana, fundada, según cuenta Tito Livio, tras la revuelta instigada por Lucio Junio Bruto y Lucio Tarquinio Colatino que expulsó a Tarquinio el Soberbio y a la familia real de Roma en el 509 a.C., fue lo que podíamos llamar el primer experimento constitucional de la historia, si dejamos de lado a Grecia. Roma se convirtió, con el paso del tiempo, en un sistema constitucional con poderes y contrapoderes que buscaba evitar, principalmente, la tiranía de los reyes, y que duró desde su fundación hasta el año 27 a.C., cuando Octaviano recibió del Senado los títulos de “Princeps” y “Augusto”.
Este sistema constitucional se asentaba sobre una serie de instituciones que se controlaban entre sí. Estas eran el Senado, los Comicios y las Magistraturas. En esta entrada hablaremos de los Comicios, para hablar posteriormente de las magistraturas y del Senado.
Comicios: eran reuniones de todo el pueblo romano, que poseían oficialmente el poder legislativo, aunque fueron sometidos a fuertes controles por parte del Senado. Las votaciones se realizaban por bloques de ciudadanos, en las que cada ciudadano votaba qué voto daría su bloque, y cada bloque daba un voto en los comicios. Según como se reunieran los ciudadanos podían ser Curiados, Centuriados o Tribunados. Un caso aparte era el Consejo de la Plebe:

  • Comicios Curiados: eran los más antiguos de los Comicios de Roma, pues ya existían durante la época de los reyes. Los ciudadanos se reunían en treinta Curias, a las que pertenecía por la pertenencia a una familia específica. En estos Comicios todos los ciudadanos tenían voz, pero solo los patricios tenían voto. Poco después de la fundación de la República, sus poderes fueron trasladados a los Centuriados y a los Tribunados, aunque siguió poseyendo algunos poderes simbólicos. Aprobaba las leyes, elegía a los cónsules, únicos magistrados del momento, y llevaba casos judiciales.
  • Comicios Centuriados: en estos Comicios los ciudadanos se reunían en divisiones llamadas centurias, que inicialmente eran cien y posteriormente llegarían a 197. Cada centuria tenía un voto en los Comicios, y cada ciudadano pertenecía a una centuria de acuerdo a cuanta propiedad poseía, de más rico a más pobre. La votación comenzaba siempre con las centurias más ricas, y en cuanto se había llegado a la mayoría de votos de todas las centurias la votación acababa, aunque no hubieran votado todas las centurias. Por ello las centurias más pobres generalmente no votaban, porque las más ricas habían alcanzado ya la mayoría. Sus funciones eran aprobar ciertas leyes, declarar la guerra, elegir a las Magistraturas mayores (los cónsules y pretores cada año, los censores cada cinco) y llevar los asuntos judiciales más importantes. Eran presididas por un cónsul o, a veces, por un pretor, que se sentaba en una silla curul como símbolo de su autoridad.
  • Comicios tribunados: en estos Comicios los ciudadanos se reunían y votaban por divisiones llamadas tribus, según la localización geográfica de su domicilio. Había treinta y cinco tribus, cuatro urbanas y treinta y una rurales. Cada tribu tenía un voto en los comicios, y la mayoría de votos ciudadanos dentro de una tribu decidía el voto de dicha tribu. Eran los más democráticos de los Comicios, pues representaban a patricios y plebeyos sin importar sus propiedades. Sus funciones eran elegir las Magistraturas menores (cuestores y ediles curules) y llevar asuntos judiciales. Eran presididos por un cónsul o por un pretor.

Cayo Sempronio Graco, tribuno de la plebe, dirigiéndose al Consejo de la plebe

  • Consejo de la plebe: era idéntico a los Comicios tribunados, con la diferencia de que únicamente participaban y votaban los plebeyos. Sus principales funciones eran elegir a los tribunos de la plebe y a los ediles plebeyos. Eran convocados y presididos por los tribunos de la plebe. Las decisiones del Consejo de la plebe se llamaban plebiscitos, y a partir del año 289 a.C. estos tomaron fuerza de ley, sin necesidad de aprobación del Senado.

martes, 1 de abril de 2014

Apolo, dios del Olimpo

Apolo es hijo de Zeus y Leto y hermano de la diosa Ártemis. Por tanto, es un dios de segunda generación. Zeus, celosa de Leto, había perseguido a la joven por toda la Tierra. Cansada de escapar de la ira de la esposa de Zeus, Leto buscaba un sitio donde dar a luz a los hijos que llevaba en su seno, pero tenía el problema de que todo la tierra se negaba a acogerla, temiendo la cólera de Hera. Sólo una isla flotante y estéril, llamada Ortigia, o tal vez Asteria, (la Isla de las Codornices), consintió en dar asilo a la desventurada. Fue en este lugar donde nació Apolo. Agradecido, el dios fijó la isla en el centro del mundo griego y le dio el nombre de Delos la "brillante".

Al pie de una palmera, el único árbol en toda la isla, Leto aguardó el parto durante nueve días y nueve noches, pues Hera retenía a su lado a Ilítia, la divinidad que preside los partos felices. Todas las diosas, en especial Atenea, se hallaban junto a Leto, pero nada podían hacer en su favor. Leto dio a luz primero a Ártemis, y después, a Apolo. En el momento de su nacimiento, unos cisnes sagrados volaron sobre la isla dando siete vueltas a su alrededor -pues era el séptimo del día del mes-. 

Después del parto, Zeus envió regalos a su hijo: una mitra de oro, una lira y un carro tirado por cisnes. Luego le ordenó que fuese a Delfos, pero los cisnes lo condujeron primero a su país, en la tierra de los Hiperbóreos, y regresó después a Grecia, llegando a Delfos en pleno verano, en medio de fiestas y cantos. Incluso la naturaleza lo festeja. De este modo, se celebraba con hecatombes todos los años en Delfos la venida del dios.

Apolo mató en Delfos a Pitón (o Delfine), un dragón encargado de proteger un antiguo oráculo de Temis, pero que se entregaba a toda clase de desmanes en el país (enturbiaba los manantiales y los arroyos, robaba los ganados y los aldeanos, asolaba la fértil llanura de Crisa y asustaba a las Ninfas). En recuerdo de su hazaña, o tal vez para aplacar la cólera del monstruo después de muerto, Apolo fundó en su honor unos juegos fúnebres, los Juegos Píticos, celebrados en Delfos. Después se apoderó del oráculo de Temis y consagró un trípode en el santurario (el trípode es uno de los emblemas de Apolo y la Pitia, sentada sobre él, pronuncia sus oráculos). En honor a la victoria del dios, los habitantes de Delfos cantaron el péan, un himno en honor de Apolo. 

De aspecto hermoso, Apolo tuvo numerosos amoríos con Ninfas y con mortales. Así, amó a la ninfa Dafne, hija del dios-río Peneo, en Tesalia. La ninfa no correspondía a sus dioses y huyó a las montañas. Apolo la perseguía, y cuando estuvo a punto de alcanzarla, Dafne dirigió una plegaria a su padre, suplicándole que la metamorfosease para permitirle escapar de los abrazos del dios. Su padre consintió en ello y la transformó en laurel, el árbol consagrado a Apolo.

Sus bueyes le fueron robados por Hermes joven. Apolo recuperó su propiedad en el monte Cileno, pero se dice que el pequeño Hermes había inventado la lira; Apolo quedó tan impresionado con el invento que cedió a Hermes sus rebaños a cambio del instrumento. Al inventar luego la flauta, Apolo se la compró por una vara de oro (el "caduceo" de Hermes) y además le enseñó el arte adivinatorio. De hecho, la flauta interviene en las leyendas apolíneas, como la historia de Marsias, un sátiro que retó a Apolo con la pretensión de que era mejor músico con su flauta que el dios con la lira. Marsias fue vencido y Apolo lo desolló después de colgarlo de un pino.

Como dios de la música y la poesía, era representado en el monte Parnaso donde presidía los concursos de las Musas. Pero aparte de ser dios de la música, poesía, vaticinio, pastoral e íntimamente unido con la vegetación y la Naturaleza, Apolo era además un dios guerrero capaz de enviar, con su arco y sus flechas, una muerte rápida y dulce, como su hermana Ártemis. En la Ilíada lucha en favor de los troyanos contra los griegos, protege a Paris en la batalla, y a su intervención, directa o indirecta, se atribuye la muerte de Aquiles.

Ciertos animales consagrados a Apolo: el lobo; el corzo o la cierva, que también figuran en el culto de Ártemis; el cisne, el milano, el buitre y el cuervo, cuyo vuelo daba presagios, entre las aves; el delfín. La planta apolinea por excelencia era la planta -de hecho, la Pitia, en sus trances proféticos, mascaba una hoja de laurel-. 
Cuando Zeus mató a Asclepio por resucitar a los muertos y violar el orden natural de las cosas, Apolo respondió matando a los Cíclopes. Éstos habían fabricado los rayos de Zeus, que éste había usado para matar al hijo de Apolo, Asclepio. Apolo también participó en un concurso de tocar la lira con su propio hijo, Ciniras, que se suicidó cuando perdió.